martes, 24 de marzo de 2009

A paso descalzo




En este martes que se ha bañado de grises, con la esperanza guardada tras una reja que no tiene llave, es de los peores días del año.

Ya no estoy contigo... Me duele no estar ahí, para escuchar tu voz antes de que salgas del trabajo, ya casi son las siete y en la puerta aguardan tu chamarra y tu mochila, en tu escritorio ya no tienes los besos que dejé, los tiraste a la basura hace tiempo... Ya no estoy contigo.


Me pesan las ocho y media de la mañana cuando no recibo los buenos días de tu boca, me duele sólo poder escuchar tu voz en mi memoria... ahí, zumbando siempre como si hiciera un segundo desde la última vez que te escuché. Un segundo no es, son más bien tres meses.


Hoy, hoy justamente hoy a esta hora nos estábamos despidiendo en la parada de autobús. Ahí donde nos dimos el último beso y donde quedamos plasmados para siempre.


- Hace más frío en primavera que en invierno - Te dije. -Deberías escribir un poema sobre éso- Tú contestaste. Yo refiriéndome al clima de verdad... y tú de la frialdad con la que hablábamos los últimos días.


Dudo si dejarte solo estuvo bien, porque fui yo quien se fue y no tú. Porque sigues aquí apareciendo cada noche como una sombra en la ventana, con la luz del espejo de plata purísima cayendo sobre mi cara sin dejarme descansar.


Me duelen las manos, el pecho, los ojos, me duele la vida porque no estás a mi lado. Cómo voy a aprender a vivir sin ti, no lo sé... Quizá de aquí en adelante me aguarde un mileno de martes grises... Ya no quiero nada,.... ni si quiera tengo fuerzas para volver a ti.

No hay comentarios: